El amor, una cadena perpetua.

Hoy, el corazón, pasa de página.

Deja atrás palabras escritas

sin sentido alguno,

esparcidas sobre el papel

por el alma de un poeta muerto.

Hoy, el corazón, tiene otra página

en blanco y por estrenar.

Una página que otro amor manchará

de su sucia esencia

para matar a otro poeta.

Y así sucesivamente.

Por tu ausencia.

Y beber por tu ausencia

un whisky con dos hielos,

que se derriten,

que no enfrían, que no viven.

Y sentirme, por tu ausencia,

como esos dos hielos,

que se mueren, que no viven

y que sufren.

Tras vidas esperando.

Haré temblar el cielo

y la tierra si hace falta.

Buscaré tus besos en el subsuelo

hasta dar con ellos,

y volver a disfrutarlo

con un whisky y dos hielos,

para no volver a ocultarme

detrás de este oscuro velo

llamado soledad.

Y acariciar de nuevo tu pelo,

y sentir la libertad,

abrazados entre las hojas verdes

y el aire puro, y de nuevo

el amor, tras vidas esperando.

Petición a Cupido.

Cupido, a pesar de ser tan importante en la vida de algunos -no es mi caso, como ahora comprobaréis- y a pesar de ser tan querido y servir de tema para muchos de los poetas, sólo te pido un favor -de un poetastro encabronado-, vete a la mierda. Quizá me arrepienta de lo dicho, pero hoy lo necesitaba.

A la mierda el amor, a la mierda Cupido.

Un saludo.

Aquel amor.-

Entre los vasos

medio vacíos

nacen lágrimas de mis pupilas,

entre el sueño y el desvelo

aún siento el brillo

de aquel amor

que duró y perduró

durante meses

y no morirá.

Regresará en cada amanecer

entre besos fríos

y almohadas vacías.