Me ha dado tiempo a recorrerte
con el tacto y la mirada,
rozar tus labios finos
con los míos sedientos.
Me ha dado tiempo a abrazarte,
a impregnarme de tu olor
y de tu cuerpo. Pero, a la vez,
no me ha dado tiempo a nada,
porque, ya no te volveré
a mirar con estos ojos,
a besar con mis desesperados labios,
porque ya no volveré a tenerte.